HISTORIA DEL AJEDREZ

 

De Ruy López a 1850

 

 

El ajedrez moderno se inicia con el nombre de Ruy López, que ha sido considerado por todos los tratadistas como el verdadero fundador de la teoría del juego en su obra Libro de la invención liberal y arte del juego de ajedrez, publicada en 1561. Las partidas disputadas contra G. Leonardo, il Puttino, le reputaron como el mejor jugador de su época (véase en una de dichas partidas en el capítulo 8, apartado <<Partidas curiosas>>).

 

Anteriores a él son el español Lucena, famoso por su obra Repetición de amores e arte de ajedrez con CL juegos de partido, que se cree publicada en Salamanca hacia 1497, y Damiano.

 

Este fue el período dorado para el ajedrez español, en el que sobresalieron los nombres de Esquivel, Escovara, Pedrosa, Roscés, etc. Las obras de nuestros tratadistas fueron traducidas a los idiomas cultos europeos y conocidas en todo el mundo.

 

Sin embargo, la preponderancia española pronto cedió ante el empuje de los italianos, entre los que destacaron il Puttino, antes nombrado; Paolo Boi, il Siracusano; Polerio, famoso tratadista; Gianuto (1597); Salvio (1604); Carrera (1617), y el Greco, il Calabrese, cuya obra, publicada en 1619, es una muestra del juego brillante que le mereció tan justificada fama.

 

Sigue luego una larga época de calma, sólo interrumpida por la célebre colección de finales y problemas del árabe Stamma (1737), hasta que aparece en la escena europea el insigne ajedrecista francés Philidor; su obra Analyse du jeu des eschecs (1749) le convierte en uno de los tratadistas más grandes que han existido. Basó su teoría en la importancia de la marcha racional y metódica de los peones y, posteriormente, muchos ajedrecistas perfeccionaron la obra del maestro, mientras que otros, basándose en los trabajos de Lolli y Ponziani (1769), desarrollaron una teoría a favor del juego de piezas, en oposición a la excesiva importancia dada a los peones.

 

Son hitos importantes en la historia de ajedrez: la invención del Gambito Evans (1824), el match por correspondencia entre Londres y Edimburgo (de 1824 a 1828), y la aparición (en París, 1836) del primer periódico consagrado al ajedrez, el cual recibió el nombre de Le Palamede.

 

Durante esta época, los franceses mantienen la supremacía hasta perderla a raíz del famoso match Staunton-Saint-Amant (1843), que pasó el cetro de Inglaterra.

 

En Alemania vio la luz la revista Deutsche Schachzeitung (1846), fundada por una asociación de ajedrecistas renombrados, como Bilguer, Von de Lasa y Bledow. Handbuch des Schachspiels (1843), considerada como una obra magistral dentro del tema ajedrecístico. Otros ajedrecistas alemanes, también muy importantes, fueron Max Lange, horwitz, Dufresne y Harwitz.

 

Como puede verse, se trata de una época de grandes inquietudes ajedrecísticas en las que se publicaron múltiples obras y revistas sobre el tema, a la vez que se creaban círculos en los que se podían reunirse asiduamente los aficionados al juego. Uno de los círculos más famosos fue el del Café de la Regénce, establecido en París por siciliano Procope en la calle de Ancienne (1747-1793). Los más grandes jugadores y los torneos más famosos de la época se jugaron allí.

 

Entre sus primeros asiduos se contaba un joven americano llamado Franklin, quien, años más tarde, se convertiría en padre de la independencia norteamericana, y Jean-Jacques Rousseau, filósofo y enciclopedista, precursor intelectual de la Revolución  francesa. Otros personajes famosos que frecuentaron el Café fueron Philidor, Piron, Diderot, Voltaire, Robespierre y Napoleón; este último encontraría durante sus años de destierro en Santa Elena un gran consuelo en el ajedrez.

 

Cuando las discusiones de enciclopedistas y promotores de las nuevas ideas sociales dificultaron la celebración apacible de las partidas, los ajedrecistas trasladaron sus enseres a la plaza del Palais Royal, donde recomenzaron sus célebres batallas. Sin embargo, su tranquilidad no duro demasiado, pues hasta allí llegó la tormenta revolucionaria: Danton, Robespierre, Mirabeau y tantos otros iban a jugar su partida, se sazonaban con tempestuosas discusiones sobre el momento político.

 

Los jugadores volvieron a mudarse, esta vez al Café Militar, en la calle Saint-Honoré. Por fin, el 9 Trermidor pudieron volver tranquilamente al Régence, donde se abría una nueva etapa para el ajedrez  francés. La reputación de Philidor  atrajo al café a los jugadores más fuertes del momento para medirse con el maestro.

 

Después de Philidor mantuvieron la supremacía francesa jugadores como Saint-Amant, Laroche, Deschapelles, Pontalbo, Vaufreland, Sasias, Meyerbeer, el autor de Robert y los hungonotes. Pero, sobre todos destacó la figura de Labourdonnais quien, por dos veces consecutivas venció a su gran rival inglés McDonell (1834-1835).

 

Tras el fugaz imperio napoleónico, frecuentan el Café de la Régence gran número de escritores y poetas. Entre ellos hay que destacar a Víctor Hugo, Balzac, Theophile, Gautier y Dumas padre.

 

A causa de la Revolución de 1848, el Café fue cerrado y su portavoz, el diario de Le Palamene, dejó de publicarse. Más tarde volvería ostentar su antiguo esplendor, pero los ajedrecistas famosos no se conforman ya con verse reducidos entre sus cuatro paredes y viajan de un lado a otro.

 

Durante la segunda mitad del siglo XIX continuará siendo centro de reunión de ajedrecistas que acuden todas las tardes a jugar su partida; sin embargo, el ajedrez se ha liberado de su tiranía y, con motivo de la Exposición Universal de 1851, celebrada en Londres, el Torneo Internacional de maestros, primero en su género, abrirá una nueva etapa en su historia.